Los Hechos de los apóstoles y la figura de San Pablo

Los Hechos de los apóstoles y la figura de San Pablo o el difícil uso de este libro para describir la figura de Pablo

Los Hechos canónicos de los apóstoles es la más importante de las fuentes externas de las que disponemos sobre Pablo ya que los Hechos apócrifos de Pablo son totalmente legendarios (véase A. Piñero-G. del Cerro, Hechos apócrifos de los apóstoles, vol.  II pp. 685-722. BAC nº 656, Madrid 2005). Lo Hechos canónicos como fuente para entender a Pablo es una obra muy peculiar, ya  que entiende al personaje de una manera diferente a como se describe el Apóstol mismo en sus cartas canónicas. Sin embargo, debe tenerse muy en cuenta esta obra porque no hay otra a su altura, ya que el resto de documentes (aparte de los Hechos apócrifos) son claramente legendarios. 

Las dificultades internas de los Hechos canónicos, según la mayoría de los comentaristas . Son en síntesis las siguientes:

• La fecha de composición tardía de los Hechos, deducible a partir del análisis de a) Su estructura eclesiástica y los objetivos que pretende; b) El dibujo de la sociedad que presenta; c) Su teología que corresponde más bien al siglo II; d) Su pintura continuamente negativa de los judíos como opuestos sistemáticamente al Apóstol.

• Las posibles noticias históricas sobre la vida y misión de Pablo están en este libro íntimamente unidas con leyendas populares. Hay, además contradicciones, algunas más evidentes que otras, entre Hechos y las cartas auténticas de Pablo: 

1. La afirmación de una primera estancia en Jerusalén, junto con un aprendizaje estrictamente fariseo a los pies de Gamaliel, que parece contradecir Gál 1,21-22;

2. La mención de un segundo viaje de Pablo a Jerusalén antes del «Concilio de los Apóstoles»: Hch 11,29; 12,25, que contradice a Gál 1,17-2,1; 

3. La información de Hch 15,7-21, según la cual Santiago y Pedro fueron los primeros defensores de la misión a los paganos, que contradice a Gál 2,15ss; 

4. La descripción del “concilio” o asamblea de Jerusalén en Hch 15, que no casa bien con el testimonio de Pablo de Gál 1,2-10. El contenido del decreto de este «concilio apostólico” de Hch 15,23-29 que contradice lo dicho en Gál 2,6;

5. Hch 7,58 sostiene que Pablo era un jovencito, griego neanías, cuando lapidaron a Esteban. Pero en la reconstrucción cronológica basada en las cartas de Pablo, este tendría entonces unos 25 o más años. Es dudoso que Lucas hubiera empleado el vocablo neanías para designar a un joven doctor y experto en la Ley de esa edad, que pululaba por la capital enseñando a los judíos que procedían de la diáspora.

• Es muy perceptible una doble tendencia apologética tanto respecto a la historia interna del grupo cristiano, que intenta presentarse como unitario, como hacia los lectores externos, extracristianos, ante los que se quiere ofrecer una imagen totalmente positiva de Pablo y del grupo cristiano.

• Existen en la imagen de Pablo ofrecida por Hechos rasgos ciertamente dudosos:

A.  La ciudadanía romana de Pablo; 

B.  El fariseísmo de Pablo sin ningún tipo de matiz, pues sería posible, incluso a pesar de Flp 3,5, que más que fariseo estricto, afiliado a la secta, participante de sus comidas comunes, fuera más bien un simple convencido de las ideas fariseas, como hemos ya comentado.

C.  Que Pablo comenzara siempre su misión en las ciudades que visitaba por primera vez predicando solo a los judíos, y que luego se tornara a los paganos una vez que los judíos rechazaban su mensaje (Hch 13,46);

D.  Los milagros atribuidos a Pablo parecen legendarios.

E.  La imagen del Apóstol como garante de la unidad y de las doctrinas tradicionales de todo el grupo cristiano en su conjunto;

F. La omisión del grave conflicto de Antioquía entre Pedro y Pablo que probablemente marcó toda la posterior carrera misional del segundo;

G. Que el autor de Hechos ignore absolutamente que Pablo fue, ante todo, un autor de cartas de poderoso contenido teológico. No solo está ausente esta faceta literaria y organizativa de Pablo sino también su radical mensaje teológico. No parece posible que un historiador que escribe sobre uno de sus héroes principales, de 30 a 50 años después de su muerte, ignore por completo una actividad tan fundamental pues sabemos además que se hacían copias de sus cartas para enviar a otras iglesias.

La imagen de Pablo es, pues, sorprendente en Hechos. Por el contrario hay otros detalles que son relevantes aunque algunos sean parcialmente discutibles:

· Presenta al Apóstol como judío observante de la Ley (celebra de las festividades de Pentecostés (20,16), del Yom Kippur o Día de la expiación (27,9), observa el sábado, visita las sinagogas (por ejemplo, 13,14, etc.); 

· Circuncida a Timoteo (16,1-4); 

· Algunas partes de sus discursos podrían haber sido pronunciadas más por Pedro (por ejemplo, 13,16-41; 28,17-20) que por Pablo mismo; 

· Es un fariseo practicante (22,3-4; 23,6); 

· Los fariseos defienden a Pablo (23,9), pero a la vez no ofrece al lector la doctrina esencial del héroe de su historia  respecto a temas fundamentales de su teología, por ejemplo, los fundamentos de la admisión de los gentiles en la salvación, ni tampoco las carencias de la Ley (salvo quizás 13,38-39 y 15,10), la justificación por la fe, etc. 

En síntesis: el crítico histórico, en conjunto, no se siente seguro transitando por los Hechos de los apóstoles, pero debe utilizarlos como fuentes para entender a Pablo con las debidas cautelas.

Saludos cordiales.