La Blanca Navidad
Es Navidad, todo está lleno de copos de nieve, de poinsetias y de Papá Noeles.
El asunto de la nieve es curioso porque procede de Charles Dickens en sus famosos cuentos como La cigarrera o el cuento de Navidad. Por aquella época, Reino Unido pasó por una temporada muy fría en la que nevaba hasta en Londres. De ahí viene el asunto nevado. Todos sabemos que, debido a la corriente del Golfo, los ingleses no están congelados.
La poinsetia es una euphorbia pulcherrima, y como todas las euforbias es tóxica. Su jugo interior es irritante. Procede de México. Y claro, cuando los frailes franciscanos intentaron decorar sus iglesias se encontraron con que no había acebo (que el clásico europeo). Pero al ver esas plantas ya tuvo substituto. De México pasó a Estados Unidos, donde Hollywood las usó a diestro y siniestro. Y ya sabemos que todo lo que procede de Hollywood pasa a Europa. A partir de los 80 empezó a cultivarse en España, y ya es indispensable en todas las mesas navideñas (menos en la mía, que no me duran un asalto). Esta plata también se llama Flor de Pascua o Flor de Navidad. Y por cierto, lo que vemos rojo no son las flores, sino las hojas. Es lo de dentro lo que es la flor.
En Europa tirábamos de acebos y muérdago. Tradición pagana esa de que hay que besarse debajo de un muérdago. Que por cierto, es una planta parásita pero hay que tener permiso para cortarla.
El acebo es un arbusto que tira bayas rojas y que en alguna Comunidad está protegido, porque estas bayas sirven de alimento a la fauna local.
Los Belenes
El primer belén lo montó mi santo favorito: San Francisco de Asís hace 800 años. Rápidamente esta costumbre se extendió por toda Italia, y llegó a Nápoles, que por entonces pertenecía a la corona española. Son famosos los belenes napolitanos. Y claro, de Nápoles a España, todo es una línea recta.
En España los belenes tienen características propias. Son más populares y , por supuesto, el cagonet que no falte (de origen catalán).
De Jesús, sus años de infancia, no se conoce apenas nada. Se habla de que fueron a Jerusalén y Jesús se perdió. Y uno se pregunta. ¿En una procesión de gente, cómo puede ser eso?. Porque hombres y mujeres iban por separado. José pensaba que Jesús estaba con María y María pensaba que estaba con José. El susto debió de ser de aúpa.
Del resto de la vida tenemos noticias folclóricas en los Evangelios apócrifos, en las que se nos presenta Jesús transformando palomas de barro en palomas, se no habla de sus juegos, etc . Es más para rellenar el inmenso hueco hasta los 33 años de Jesús (bien tarde que empezó, teniendo en cuenta la edad media de la época).
Creo que no se me ha quedado nada en el tintero.
Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.
M. CARMEN HERRANZ GIMENO
Catequista en Valencia de la Iglesia Católica.