Las divisiones históricas de la Iglesia Ortodoxa
La historia de la Iglesia Ortodoxa está marcada por una serie de divisiones que marcaron su trayectoria a lo largo de los siglos.
Desde los primeros Concilios Ecuménicos hasta el Gran Cisma de Oriente, la Iglesia Ortodoxa ha atravesado desafíos y transformaciones que han dado lugar a diferentes tradiciones y jurisdicciones.
Exploremos estas divisiones, paso a paso:
Concilio de Éfeso: Celebrado en el año 431 d.C., el Concilio de Éfeso giró en torno a la naturaleza de Jesucristo. Mientras la Iglesia en general defendía la doctrina de la unión de las dos naturalezas de Cristo, divina y humana, los nestorianos defendían la separación de estas naturalezas. Esto llevó a la división, originándose la «Iglesia de Oriente», representada actualmente por las Iglesias restantes como la Iglesia Asiria de Oriente, la Iglesia Antigua de Oriente y parte de los cristianos de Kerala, India.
Concilio de Calcedonia: Celebrado en el año 451 d.C., el Concilio de Calcedonia abordó la controversia sobre la naturaleza de Cristo, ahora centrada en la cuestión del «miafisismo». Mientras Roma y Constantinopla defendían la doctrina de la unión de las dos naturalezas de Cristo en una única naturaleza divina-humana, los miafisitas sostenían una perspectiva diferente, argumentando que Cristo poseía una única naturaleza compuesta. Esto resultó en la separación de las Iglesias que representaban la «ortodoxia oriental», incluidas las Iglesias armenia, copta, siríaca, etíope y eritrea.
El Gran Cisma de Oriente: Esta división histórica ocurrió en el Patriarcado de Constantinopla, culminando en un cisma entre las Iglesias de Roma y Constantinopla en 1054 d.C. Las principales cuestiones en disputa incluían diferencias litúrgicas, prácticas y teológicas, así como la autoridad papal. Después del cisma, los Patriarcados Ortodoxos Griegos surgieron como una continuación de la tradición ortodoxa griega, extendiéndose por todo el mundo y manteniendo la fe ortodoxa en diferentes comunidades y regiones, entre ellas Constantinopla, Jerusalén, Antioquía, Alejandría, Moscú, entre otras.
Estas divisiones históricas no sólo han dado forma a la identidad de la Iglesia Ortodoxa, sino que también han influido en la cultura, la política y la espiritualidad en todo el mundo ortodoxo hasta el día de hoy.
Fuente: Página Orientalidades