La Humanización de Dios
El ser humano, desde milenios, tiene querencia a humanizar su entorno. El trueno, la lluvia, el sol, la luna…
También ¡Cómo no! A las mascotas, a las que se les llama hijos, y se les atribuyen comportamientos humanos (Algunos perros tienen más sentimientos que los humanos, que conste). Ya decía Toma Hobbes y anteriormente Plauto, que el hombre es un lobo para el hombre.
Yo tengo una heroína que es Mafalda, que en una de sus viñetas, dijo: ¡Cómo han cambiado los tiempos y qué poco las intenciones!. Me estoy yendo del camino, como siempre, porque soy pelín caótica.
El Dios del Antiguo Testamento es humano: se enfada y castiga a los hombres. La famosa ira de Dios. Pero, si nos fijamos, Dios siempre acaba perdonando a la gente.
El pecado de la soberbia, que es el primer pecado, el querer ser más que Dios, fue el que destruyó el Paraíso y obligó a Adan y Eva a huir del vergel. Aún hay gente que busca el paraíso. Pero esto es una alegoría del ser humano.
Y ahora, con el progreso, aún la gente se aleja más de Dios. Tenemos tantas cosas, tanta información.
Vamos a Google y te da todo, lo verdadero y lo falso, que de todo hay en la viña del Señor.
Pensamos que Dios nos castiga. Antes, cuando nos salía algo mal te decían: Castigo de Dios.
Pero Dios no castiga, es un ser que emana amor, es amor que todo el que muere y vuelve a la vida nos cuenta. Una sensación de paz y de tranquilidad
El infierno es el alejamiento de Dios. Es para aquellos, que ni en el último suspiro se arrepienten de sus pecados.
Siempre se dice que Dios me ha hecho esto o aquello. Que por qué pasan las cosas. Si Dios es bueno, ¿Por qué existen las guerras, las hambrunas, las enfermedades, las injusticias?
No podemos saber todo de Dios. Y tampoco sabemos por qué pasan las enfermedades. Pero la paciencia y la creencia en Dios hace que se pasen mejor las penas.
La causa de la guerra, de las injusticias, de la hambruna la tiene el ser humano. Que no le importa lo que le pase a los demás sino su misma comodidad. Esto es lo que pasa en política. Que se ha convertido en un barrizal.
El Dios en el que yo creo es paciencia, amor y confianza y paz. En Él encuentro la felicidad, el amor y el descanso. Cosa que es complicada en este mundo que corre demasiado, en el que la empatía brilla por su ausencia.
Y si pasa algo, la culpa es de Dios. Dios es el chivo expiatorio de todo lo que pasa: lo bueno, lo malo y lo regular.
Por eso cuando me preguntan yo digo: Dios es bueno y misericordioso. Su misericordia no tiene límites y su paciencia con nosotros tampoco.
En ese Dios es en el que confío
Un saludo en Cristo
M. CARMEN HERRANZ GIMENO
Catequista en Valencia de la Iglesia Católica.