Propósitos para el Año 2024
Todos los años el mundo desea con el brindis de Año Nuevo cosas y proyectos. Yo también tengo esos deseos:
Deseo que mi familia esté bien, con buena salud y feliz.
Deseo que el amor de Dios entre en mí, me ilumine y me llene de paz.
Necesito sentirme amada por Dios, ilusionarme cada día pensando que Dios me quiere.
Quiero que las personas que están enfermas o las que han muerto ya, encuentren la paz y el amor de Cristo
Necesito no ser racional ni plantearme demasiado las cosas divinas
Quiero entender que no puedo entender todo.
Preciso concentrarme en las cosas, huir de los coches y encontrar la paz (difícil cuando se vive en el Carrer Major y pasan coches cada segundo que pasa).
Quiero amar a la Virgen María y no plantearme el por qué fue virgen antes y después del parto (no lo entiendo, la verdad, pero hago caso).
Deseo decir Amén a todo, poder ir a Misa sábados, domingos y festivos y poder concentrarme en el Señor.
También quiero que mi voz y mis manos sean las de Cristo y seguir tocando el órgano de la iglesia hasta que ya no tenga capacidad para hacerlo.
Deseo la paz en este mundo convulso, donde el sitio donde nació Jesús está en guerra, donde los intereses monetarios están por encima de los valores humanos, donde el que contamina más esconde la mano y pide a los demás que reciclen.
Ante el ruido, oración continua: Al barrer, al cocinar y al dormir.
También deseo lo mejor para mis amigos y para aquellos que no lo son, o que me han hecho alguna trastada. No pido para que se arrepientan (no me hace falta), sino para yo poder perdonarles y pasar página.
También deseo que me toque la lotería, tener más dinero para comprarme una bicicleta plegable, un aire acondicionado para mi cuarto, arreglar la cocina, las puertas. Yo por pedir que no falte.
Pero Milagros a Lourdes. Yo seguiré mi rutina. Levantarme, desayunar, sacar a la perra, hacer ejercicio y si se tercia, tomarme un refresco en los jubilados. Si no, el refresco me lo tomo en mi casa y veo un rato la tele, me pongo música en spotify (preferentemente clásica) y a cantar y bailar por la casa.
Lo bueno de hacerme mayor es que no tengo vergüenza. Me da igual lo que piense el prójimo. Lo único que me importa es lo que opine Dios, mi marido, mi hijo y mis amigos. El resto, pues que como se decía en mi tierra: Que callen y pasen tabaco (yo no fumo jeje).
Bueno, lo principal está al principio, lo terrenal y básicamente imposible es lo segundo. Y lo de deleitarme en el amor de Dios, también es tarea complicada.
Gracias a todos por ayudarme a ser mejor.
Un saludo en Cristo.
M. CARMEN HERRANZ GIMENO
Catequista en Valencia de la Iglesia Católica.