Una Religión de Supermercado
Estamos en una época en que todo lo que viene de fuera nos parece mejor que lo nuestro.
Se ponen como ciertas las religiones celtas, el culto a la diosa madre, a la Pacha mama y toda clase de pseudo-religiones.
Las que más gustan a la gente son las religiones orientales. Recuerdo un programa en el que estaba el actor español Coronado y su hijo con el presentador Calleja en la región del Himalaya. Recuerdo que contaban qué paz sentían (no me extraña si estaban en el «quinto demonio») y qué bien se meditaba allí. Todo esto mientras se estaban comiendo un bocadillo de jamón serrano. Que yo sepa, los budistas son vegetarianos.
Luego está el estilo New Age, del que la película Avatar hizo mucho caso. Con el árbol de la vida y soltando frasecitas estilo El principito (Gran obra por cierto)
Digo yo que para perderse en España tenemos muchos sitios en monasterios más o menos en el quinto pino. No es necesario irse a la India para poder perderse y encontrase uno. Tenemos monasterios vegetarianos, omnívoros, de clausura, sin clausura, de hombres y de mujeres. Todo un arco de variedades donde perderse y meditar, a base de bien.
La religión de supermercado consiste en agarrar lo que te gusta de las religiones y aplicártela. ¿No te gustan los pomelos? Pues cojo naranjas. Pero la religión no es así: o se coge todo el producto o no se coge nada.
Tenía una conocida que dijo que dejó de creer porque se le murió el novio. Eso es otra de las versiones de la Religión a la medida. A mí la muerte de mi padre, y sobre todo, la de mi madre de ELA también supusieron un palo de aúpa. Pero aprendí que en la frase “Hágase tu voluntad” no quiere decir “Hágase tu voluntad si me gusta y si no me gusta no”.
Dios es incognoscible. Si le conociéramos del todo seríamos Dios. Y eso fue el pecado de Adán y Eva: la Soberbia. Creerse que uno puede valerse por sí mismo. Creer que Dios es cosa de «beatas» y «carcamales». Claro que, cuando ven las orejas al lobo o a San Pedro moviendo las llaves, curiosamente vuelven cual ovejitas al rebaño.
También tenemos la adoración a María. Que no veneración. Hay gente que me dice que no cree en Dios pero que no le quiten a su Virgen (la de los Desamparados, en este caso).
Yo, aparte de ser catequista, soy licenciada en Geografía e Historia de España y también hice cuatro años de Ciencias Religiosas (con especialización en liturgia).
Se me nota lo de la historiadora, por la curiosidad que siento por mi entorno.
Mi fe no se basa en lo aprendido por mis padres (que no pisaron la iglesia más que en bodas, bautizos, comuniones y funerales) sino en un discernimiento interior.
Hasta para ser ateo uno tiene que pensar. No es ateo todo el que lo dice, porque tanto el ateo verdadero como el creyente verdadero hemos reflexionado sobre ello.
El aprendizaje de Ciencias Religiosas es útil, para evitar desviaciones. Yo tengo respuestas para casi todo. Y lo que no sé, lo pregunto. No soy prepotente, porque el único que lo sabe todo es Dios. Yo le dejo a Él actuar como quiera. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Por esta razón, no me comí con patatas la película de Avatar o Ágora. Encima esa última suelta una mentiras como pianos, y lo único que busca es desacreditar el cristianismo.
Yo acepto todo lo que manda la Iglesia católica, quiero decir, todo lo que es infalible. No estoy de acuerdo con algunas cosas, como los métodos anticonceptivos. Pero toda la Doctrina, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia son para mí inapelables.
No soy de la Fe del «borrego», de los que van todos juntos y si uno se tira por el precipicio el resto se tira. Tampoco soy de las que tratan de “don” o de “usted” a los sacerdotes. Yo a este último le dije: Jesucristo no trataba de usted a sus discípulos. Entonces tú, tutéame.
Tengo muchas más cosas sobre las que hablar, pero iré por fascículos (como las enciclopedias de antes).
Un saludo en Cristo
M. CARMEN HERRANZ GIMENO
Catequista en Valencia de la Iglesia Católica.