Tradición de Jesús formalmente controlada
¿Qué significa en realidad la propuesta de la llamada “tradición de Jesús formalmente controlada”?.
La tradición oral acerca de Jesús como fuente histórica irrebatible en ocasiones importantes es una de las tesis preferidas por el Prof. Guijarro, en consonancia con otros autores confesionales: la tradición oral sobre el Maestro se recogió en tres maneras diferentes.
Tres formas de recoger la tradición oral sobre Jesús
Una de un modo libre, casual, a veces arbitrario, con diversas variantes.
Otra segunda, que tal tradición se rigió con cierto cuidado de modo que a pesar de las variantes es posible hallar el núcleo central, históricamente verdadero de una tradición determinada así recogida. Guijarro la denomina “tradición informalmente controlada”.
Y una tercera, “formalmente controlada”, cuyo contenido histórico sería aún más sólido, que podría considerarse muy fiable históricamente precisamente por ese control. La descripción de S. Guijarro es la siguiente: Una tradición oral “formalmente controlada” es aquella que está revisada por maestros y ministros de la palabra cristianos, que suelen ser tradiciones comunitarias de doctrinas, credos y fórmulas litúrgicas, transmitida ya sobre todo a través de Pablo y los Evangelios, cuyo valor es “muy fiable”, aunque -confiesa- pueda estar mediatizada por intereses comunitarios.
Guijarro apunta la idea de que en estas tradiciones formalmente controladas, los profetas cristianos que las repetían o comentaban brevemente, las variantes no podrían ser divergentes, porque lo que se relataba era conocido por la comunidad, la cual no habría permitido una alteración notable de la tradición.
Una “tradición oral formalmente controlada”, por maestros y ministros de la palabra cristianos, que suelen ser tradiciones comunitarias de doctrinas, credos y fórmulas litúrgicas, transmitida ya sobre todo a través de Pablo y los Evangelios, cuyo valor es “muy fiable”, aunque -confiesa- pueda estar mediatizada por intereses comunitarios.
Teóricamente es posible que así fuera dentro de un grupo o comunidad con un número de creyentes lo suficientemente amplio como para ser considerado una comunidad por sí misma, distinta de otras.
Pero el gran problema que invalida esta propuesta de “tradición formalmente controlada” es su ampliación de lo que sucedía a una comunidad concreta a lo que ocurría en otras comunidades del grupo cristiano en el tiempo de redacción de los Evangelio: en todas las comunidades y a la vez en una espacio de tiempo amplio.
La dificultad es: lo que era una tradición formalmente controlada en una comunidad podría no ser formalmente controlada en otras; o bien que esa tradición no existiera simplemente o fuera rechazada por sospechosa.
Si toda tradición formalmente controlada en una comunidad fuera formalmente controlada en todas las comunidades y en tiempo amplio, jamás podría haber existido el Evangelio de Juan, por ejemplo, cuyo Jesús tiene muy poco que ver con el Jesús de la comunidad en la que se generó e Evangelio de Marcos.
De nada, pues, vale afirmar que las tradiciones estaban formalmente controladas porque ese control solo vale para una comunidad determinada, pero no para otras comunidades que solo controlaban formalmente sus propias tradiciones.
Guijarro presenta ejemplos a los que se aplica además los criterios de historicidad (argumentos de crítica histórica sobre su posible o no historicidad) que se han ido desarrollando en los últimos cien años sobre todo. Escojo el ejemplo de cómo se debe estudiar la tradición el dicho de “Jesús sobre el Templo”, destrucción y nueva construcción, recogido en Mc 13,2 – Mc 14,58 – Mt 26,61 –Mc 15,29 – Hch 6,14 – Jn 2,18-22.
Gracias a la crítica literaria y redaccional (estadio primero de investigación) llega Guijarro a la conclusión que tradiciones independientes son las siguientes: Mc 14,58 – Mt 26,61 – Jn 2,19 – Mc 13,2 y Hch 6,14. Y luego aplicando los criterios de historicidad reconstruye el dicho de Jesús así:
“Yo destruiré este templo / y al cabo de tres días [lo re]construiré [otro nuevo]”.
En mi opinión, la reconstrucción del Prof. Guijarro es técnicamente correcta. Incluso que un profeta hable en primera persona en nombre de Dios. Todo va conforma a la tradición judía de crítica al funcionamiento del Templo.
Ahora bien, si Mateo y Lucas y los autores del Evangelio de Juan suelen copiar de Marcos (o de la traición sinóptica, sobre todo lucana en el caso el Evangelio de Juan) reescribiendo, reestructurando, añadiendo, quitando elementos. Casi nunca la copia es igual al original.
Los ejemplos más claros y conocidos son la “copia” de traiciones contenidas en la Biblia hebrea por parte de Flavio Josefo en su obra “Antigüedades de los judíos” = “Historia de los judíos”, con datos tomados del AT, y la profunda e increíble reescritura de esas tradiciones (para lectores del siglo XXI) hecha por el autor del apócrifo “Antigüedades Bíblicas”.
Mis conclusiones
En esta línea concluyo: la idea de una “tradición formalmente controlada” y, por tanto, histórica, es válida para una comunidad judeocristiana o cristiana antigua, pero no para el conjunto de la comunidades. Cada una de ellas tenía su propia “tradición formalmente controlada” que era diferente de otras comunidades.
Y mi argumento más fuerte, en resumen, es que si hubiera existido una tradición formalmente controlada para todas las comunidades…, ¡jamás se habría escrito el IV Evangelio!
Prof. Dr. D. ANTONIO PIÑERO SÁENZ,
Catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Lengua y literatura del Cristianismo Primitivo.