Visión de la Iglesia Ortodoxa de la Fiesta Pagana de Halloween

Como Cristianos Católicos Ortodoxos, debemos examinar cuidadosamente todos los aspectos de nuestra participación en el mundo, sus actividades, fiestas y festivales, para estar seguros de que estas relaciones son compatibles o no con nuestra Santa Fe Ortodoxa.

Cada vez más, el mundo exterior nos recuerda que Halloween está cerca: en la escuela, nuestros niños están ocupados pintando calabazas, cortando y pegando murciélagos, fantasmas, brujas y planeando el disfraz ideal para celebrar esta noche. 

La mayoría de las escuelas, organizaciones comunitarias, comercios, entretenimiento en televisión, radio y prensa compartirán y capitalizarán el festival de Halloween. Muchos de nosotros participaremos en este festival yendo a fiestas de disfraces, o llevando a nuestros niños a participar en nuestro vecindario, después de que oscurezca, el 31 de Octubre.

La mayoría de nosotros participaremos en las festividades de Halloween, creyendo que no tiene un significado más profundo que la diversión y la emoción para los niños. La mayoría de nosotros, no conocemos el trasfondo histórico de la fiesta de Halloween y sus costumbres. 

La fiesta de Halloween comenzó en tiempos precristianos entre los pueblos celtas de Gran Bretaña, Irlanda y el norte de Francia. Estos pueblos paganos creían que la vida física había nacido de la muerte. Por lo tanto, celebraron el comienzo del «año nuevo» en otoño, en la víspera del 31 de octubre y hasta el día 1 de noviembre, cuando, según sus creencias, comienza el tiempo de frío, oscuridad, decaimiento y muerte. Instruidos por sus sacerdotes, los druidas, el pueblo apagaba todos los fuegos y luces, para que las tinieblas prevalecieran. 

Según la tradición celta pagana, las almas de los muertos habían entrado en el mundo de las tinieblas, la decadencia y la muerte, y habían hecho comunión total con Samhain, el «señor de la muerte», que podía ser apaciguado y engatusado con ofrendas quemadas, para permitir que las almas de los muertos regresaran a casa, para una visita festiva en este día. La creencia llevó a la práctica ritual de vagar por la oscuridad vestidos con disfraces de brujas, hoblins, hadas y demonios. Los vivos entraban en comunión con los muertos por medio de este acto ritual de imitación a través del disfraz y deambulando en la oscuridad.

También creían que las almas de los muertos soportaban la aflicción del gran hambre en esta visita festiva. Esta creencia llevó a la práctica de la mendicidad, como otra imitación ritual de las actividades de las almas de los muertos en su visita festiva. La implicación era que cualquier alma de los muertos que no son apaciguados (por medio de sus imitadores) con «golosinas» (es decir, ofrendas) provocarán la ira de Samhain, cuyos ángeles y siervos podrían vengarse a través de un sistema de maleficios o maldiciones. 

En la Iglesia celta primitiva, estrictamente Ortodoxa, los Santos Padres trataron de contrarrestar esta fiesta pagana del nuevo año estableciendo la Fiesta de Todos los Santos ese mismo día (solo en aquélla región, pues en oriente, esta Fiesta continuo hasta la fecha celebrándose otro día). La noche anterior a la Fiesta (en «Víspera de Todos los Santos»), se celebró un Servicio de Vigilia y una celebración matutina de la Eucaristía. Esta costumbre creó el término Halloween. Pero el resto del pueblo pagano y por lo tanto anticristiano, reaccionó ante el intento de la Iglesia de suplantar su fiesta incrementando el fervor en esta tarde, de modo que la noche anterior a la Fiesta Cristiana de Todos los Santos, se convirtió en una noche de brujería, magia y otras prácticas ocultas, muchas de las cuales, implicaban profanación y burla de prácticas y creencias Cristianas. Los trajes de esqueletos, por ejemplo, se desarrollaron como una burla a la reverencia de la Iglesia por las Reliquias Sagradas; las cosas Sagradas fueron robadas y usadas en rituales sacrílegos; la práctica de la mendicidad, se convirtió en un sistema de persecución contra los Cristianos que se negaban a participar en estas festividades. Y así fracasó el intento de la Iglesia de contrarrestar este festival profano. Esto es sólo una breve explicación de la historia y el significado de la fiesta de Halloween. 

Es claro que nosotros, como Cristianos Ortodoxos, no podemos participar en este evento a ningún nivel (aunque sólo lo etiquetemos como «divertido»), y que nuestra participación en él es una traición idólatra de nuestro Dios y nuestra Santa Fe. Porque si imitamos a los muertos vistiéndonos o vagando en la oscuridad, o mendigando con ellos, entonces hemos buscado voluntariamente la comunión con los muertos, cuyo Señor no es un samhain celta, sino Satanás, el maligno, que está en contra de Dios. Además, si nos sometemos al ritual de «truco o trato», nuestra ofrenda no va dirigida a niños inocentes, sino a Satanás mismo.

Recordemos a nuestros antepasados, los Santos Mártires Cristianos de la Iglesia de los primeros siglos, así como a nuestros nuevos Mártires Serbios, que se negaron, a pesar de las penas dolorosas y las persecuciones horrendas, a adorar, venerar o reverenciar de cualquier manera a los ídolos que son ángeles de Satanás. La fundación de nuestra Santa Iglesia se construye sobre su propia sangre. En el mundo actual de apatía espiritual y desgana, que son las raíces del ateísmo y el alejamiento de Dios, se insta a ignorar las raíces espirituales y los orígenes de las prácticas seculares cuando éstas se manifiestan en el mundo de hoy.

Autor: San Nikolai Velimirovic

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