La devoción a las Ánimas del Purgatorio en Asturias

Capilla dedicada a las Ánimas del Purgatorio en Grases, Asturias

Siempre se erigían estas capillas en lugares significativos, en los accesos a pueblos, cruces de caminos o cercanías a santuarios, como es este el caso. En ellas se reza por las ánimas y se echan monedas en el cepillo de las limosnas, siempre dentro de un nicho protegido por una reja de hierro o una ventana de cristal. En el interior se representan pintadas escenas de las almas de los condenados al fuego del Purgatorio deseosos de salir del tormento.

Preside estas escenas un Cristo, una imagen de la Trinidad, de la Virgen María o de San Antonio. La imaginería popular dibujaba caras de hombres y mujeres, así como de obispos y sacerdotes para simbolizar la igualdad de todos ante la Justicia Divina y a los que el pueblo tenía por grandes pecadores, buscándole ironía al asunto incluso la gente creía ver el rostro de algún vecino o vecina o de determinado párroco conocido, lo que dio lugar a muchas anécdotas y leyendas para criticar un poco a personas y estamentos de la que se «explicaba» la historia de quién y porqué se pensaba que estaba allí retratado.

La creencia en el Purgatorio no está aceptada por todas las iglesias cristianas, es más, en el cristianismo más primitivo no parece existir de forma patente esta noción, un lugar en el que las almas de los pecadores que no han cometido pecados mortales se purifican padeciendo las penas del infierno pero no eternamente, solo el tiempo necesario para conseguir la gracia y entrar en el Reino de los Cielos. Existen conceptos parecidos en otras religiones y creencias, aunque no en absoluto iguales iguales: el  barzaj en el Islam y Hamistagan del zoroastrismo.

En el Cristianismo son la Iglesia Católica y la Copta las que lo asumen entre sus preceptos más importantes, los primeros basándose en el Antiguo y Nuevo Testamento, entre otros documentos,  y los segundos en los capítulos 6 a 36 del Libro de Enoc. La Iglesia Ortodoxa no cree en el Purgatorio pero sí en la existencia de un lugar en el que las almas, sin estar en el Cielo ni en el Infierno, esperan el Juicio Final, razón por la cual sí se ofrecen rezos por los difuntos y a favor de la misericordia divina. Por otro lado, la mayor parte de las iglesias protestantes lo rechazan, la misma Reforma de Lutero nació contra el cobro y comercio de bulas e indulgencias con la idea de comprar la salvación de las almas después de la muerte y acusa al Purgatorio de ser una invención para engañar a los creyentes, cobrando  entonces especial importancia el concepto de la Predestinación, tan defendido por Calvino, por el que desde la Creación Dios habría decidido quién se salvaría y quién no, por eso cuando nacemos estaríamos predestinados.

Es entonces cuando la Contrarreforma católica revitalizaría precisamente este y otros conceptos contrarios a los protestantes, extendiéndose el culto y veneración a la misericordia divina por las almas de los que no descansaban en paz, con estas capillas y con otras oraciones y ofrendas como las rondas de ánimas que pedían responsos y donativos en favor de quienes padecían el castigo del Purgatorio, con luces y campanillas, por los caminos, de casa en casa…

«Ánimas del Purgatorio
 son las que están a tu puerta
 si nos dais una limosna 
 tendreis la Gloria muy cierta,

¡Ay, ay, ay! que aquí me abraso
 ¡ay, ay, ay! que aquí me quemo
 ten piedad de nuestras almas 
que están pasando tormentos»