Ciudades Laberinto en un Mundo Multicultural testigos de la necesidad de la Paz
¿Quién podría pensar que las Culturas que nos han antecedido vivían en laberintos multiculturales donde el color que eligieron como identificación identitaria iba a ser igualmente variado?.
Ciudades Laberinto en un Mundo Multicultural testigos de la necesidad de la Paz. No hemos de extrañarnos que tengamos abiertos nuestras pupilas para apreciar como el ser humano ha sabido adaptarse a diferentes climas, alturas y espacios geográficos propensos a lograr y vivir tras una cultura de paz que a pesar de sus colores, nos permite encontrar algunos paralelismos histórico-genealógicos que por épocas históricas diferentes se esconden en laberintos pensados por el ser humano, para hacer convivir sus conocimientos ancestrales con la naturaleza que les rodea y proyectarse hacia el futuro.
Antes de la glaciación, el mundo era uno solo y en nuestro siglo XXI son pocas las personas que hoy podrían pensar que antiguamente estábamos más cercanos los unos de los otros y las coincidencias científicas que se fueron dando demuestran la posibilidad de mayores contactos Inter-culturales.
En la actualidad algunos arquitectos e ingenieros han pensado en la necesidad de invertir el sentido identitario que establecieran nuestros muy lejanos arquitectos que supieron encontrar soluciones para sobrevivir y han caído en laberintos legislativos que desentonan con la belleza del paisaje divino que nos reconcilia con nosotros mismos.
Que desde la construcción del Arca de Noé , pasando por nuevas rutas marítimas cuando el mundo dejó de ser unido geográficamente nos vamos a encontrar con contemporáneos que han decidido que la tierra es plana como su pensamiento, o que en los demás seres humanos se esconden muchos seguidores de ideas, pensamientos paranoicos, o son simples mortales que desearían eliminar toda oposición, y dejar que el ser humano siga degradando el espacio donde habitamos , porque los cambios climáticos no pueden convencer a los profetas del desastre, más animados por lograr fortunas “a costa de los demás”.
Los seguidores del maltusianismo de finales del siglo XIX que juraron y re juraron en vano, miles de veces, que ya habían podido predecir el “fin del mundo”, por el exceso de población mundial, ahora encontraron otros seguidores en pleno siglo XXI que insisten que nos acercamos al Fin del mundo, y que ya no hay tiempo para convivir con la naturaleza que nos da el oxígeno, como la delicia de disfrutar los diversos colores de los cielos estrellados, de los paisajes inimaginables que día a día apreciamos con solo abrir bien grande nuestras pupilas, así como nuestros oídos a sonidos conciliatorios de multitud de pajaritos bien organizados y felices de pedir agua y ser recompensados por la naturaleza .
Sin embargo, la armonía que en otras lenguas la escriben con “h” sonora, la vemos entrar en los laberintos de la composición musical, donde cada nota tiene su sitio preciso, y donde la relación del corazón llega tan lejos, para animar de Alegría unas veces o de tristeza otras, mostrando que e ser humano no sólo es “un animal de cordillera”, sino que ha sabido domesticar las áreas geográficas más duras a la preservación de la especie humana, y darles el color que caliente sus entrañas en las montañas, como en los desiertos más áridos del planeta.
Hoy damos la bienvenida a las ciudades-laberinto y a los campos en terrazas que armonizan el paisaje multicultural del que el ser humano ha imaginado disfrutar y compartir con todos los demás seres humanos, para preservar la vida en todas sus manifestaciones.
SR. YVES DE LA GOUBLAYE DE MÉNORVAL
Miembro de la UNESCO (1973-2004)